viernes, marzo 23, 2007

Un 24 de marzo

La irracionalidad tomo por asalto el poder, se materializo Hobbes con su frase “el hombre es el lobo del hombre”.

No fue lo único irracional que se vio por esos días, toda la sociedad se vistió de avestruz, escondiendo se cabeza en la tierra, pero hasta cuando? Hasta que el volumen de violencia e irracionalidad supero los muros del silencio donde estaban siendo torturados, apropiados y negados de su identidad.
Sus Abuelas y Madres pedían y hurgaban por la ciudad en busca alguna información que aplacara su angustia, su calvario, es esta ciudad que fue negada arrancada y vallada por medio de sus autos color verde y señores de largo brazo, con sus “reglamentarios” bigotes.

El espacio publico ya dejo de ser publico, el espacio de sociabilización, la calle, la vereda paso a ser un campo de batalla y un campo donde se observaba lo privado, lo social paso a ser un escenario táctico.
El derecho fue negado, y ni pensar del derecho a la ciudad, a circular, reunirse a disfrutar de la ciudad, solo teniendo los documentos, visas o tarjetas se podía seguir en ellos, paradoja que ese mismo sistema es descripto por Marc Augé en su excelente libro LOS NO LUGARES, espacios del anonimato.

La construcción social, paso a tener tajos en su conformación espacial, fue presa de la irresponsabilidad y negociados, que se extendió algo mas de concluido en régimen, que dejo huellas profundas, los planes de erradicación de villas, las expropiaciones, las expulsiones de personas de la ciudad.
Lo que no era reglamentariamente correcto, era desaparecible materialmente.
Pero la misma ciudad genero el escenario para el recuerdo, el pedido, la denuncia, y fue volver a sus inicios, adelante mismos del poder, ya que lo que no existe, lo desaparecido, no esta, no existe sic Jorge Rafael Videla y allí está la Plaza de Mayo, las Abuelas, las Madres, con su movimiento nos recuerda las peripecias en busca de información, de sus hijos, nietos, y ese grito fuerte, persistente, pero en silencio de su ronda alrededor de la plaza.

En ese instante gigantesco, he visto millones de actos deleitables o atroces, ninguno me asombro como el hecho de que todos ocuparan el mismo punto, sin superposición y sin transparencia. Lo que vieron mis ojos fue simultáneamente: lo que transcribiré. Jorge Luis Borges, El Aleph.
Nos solo desaparecieron personas, sino también espacios públicos, el caso del estadio de San Lorenzo de Almagro, recientemente aprobado por la legislatura su restitución, pero vetado, despojado de los brazos de quienes lo hacen una entidad de reunión social y gran trabajo en la zona que excede lo meramente futbolístico.

La cultura, también fue victima para expresarlo en palabras de Enrique Medina, uno de los autores argentinos prohibidos: "En esos años los camiones del Ejército se paraban frente a las librerías y se llevaban centenares de volúmenes. Luego hacían verdaderos aquelarres quemándolos. Tenía razón Walt Whitman: el que toca a un libro toca a un hombre. Aquí, realmente, estaban quemándonos vivos".

Señores de largos brazos y culto saberes, ensamblados en sus trajes impecables deciden que y como deben de educar al pueblo, deciden donde deben circular y como deben vivir, se inmortalizan con lacayos servidores y obedientes cortesanos.
Pero la verdad sobrevive, a todos los hombres, el genocidio deja huellas y afloran, golpean a la realidad que hoy saca su cabeza del suelo y mira con mucho recelo su realidad.

Bienvenida la democracia, bienvenido el debate, no hay ciudad, sin ciudadano de derecho y de hecho, no hay igualdad sin justicia.

Quiero utilizar una frase que no me pertenece, porque pertenece ya a todo el pueblo argentino.

Señores jueces: "NUNCA MAS"."

Julio César Strassera fue el fiscal acusador que condujo el Juicio a las Juntas durante 1985

1 comentario:

Unknown dijo...

PARAGUAY: VIDELA SÍ, CHÁVEZ NO
(Publicado en Kaosenlared x Luis Agüero Wagner)
Mientras en los países de la región los Derechos Humanos y la libertad de pensamiento van ganando terreno e incluso sirven de plataforma a los políticos para captar votos, los émulos del senador Mc Carthy en Paraguay, capitaneados por el propietario del diario ABC color Aldo Zucolillo, han retrocedido medio siglo en el tiempo que mide el contexto internacional, en un país en el que sólo basta alejarse unos 15 kilómetros de la capital para volver del mundo contemporáneo a la prehistoria, pasando por el modernismo, la edad media y el mundo antiguo. Es lo que se deduce del desmesurado espacio que vienen dedicando a satanizar a Hugo Chávez y a su política exterior, llegando al extremo de escrachar con fotos e infografías a supuestos simpatizantes paraguayos de la revolución bolivariana.
Nada más natural en un medio donde los políticos que hablan de derechos humanos pierden intención de voto entre el electorado, y la popularidad sube cuando más mano dura prometan.
Para honrar la memoria, debemos puntualizar que no siempre la prensa paraguaya se mostró tan susceptible a las amenazas a las libertades públicas de la región, sobre todo en tiempos en que los dictadores se asemejaban más al prototipo promovido desde el norte que a sus propios pueblos. Nadie se escandalizó en el periodismo libre cuando el General Alfredo Stroessner visitó Venezuela en junio de 1957 para estrechar vínculos con el dictador militar del país caribeño, General Marcos Pérez Jiménez, en tiempos en que ambos subproductos de la política exterior estadounidense concedían graciosamente tajadas del espectro radioeléctrico a sus adulones. Para que no queden dudas sobre el carácter marcial de su visita, Stroessner se alojó en el local del Círculo de las Fuerzas Armadas de Venezuela, en Caracas.
Un par de décadas más tarde, un 20 de abril de 1977, era recibido por Stroessner con los honores correspondientes, el Teniente General Jorge Rafael Videla, quien llegaba al Paraguay acompañado de su esposa Alicia Raquel Hartidge. A la noche se llevó a cabo una recepción de gala en el Palacio de Gobierno de Asunción, donde no faltaron los pundonorosos y austeros luchadores por la libertad de expresión, que aún no habían sido seleccionados por la embajada norteamericana como propagandistas de la democracia tutelada. Es conocido que la National Endowment for Democracy , la USAID y la CIA se abocarían a fabricar entre ellos a bien remunerados disidentes y “luchadores por la democracia” en el crepúsculo del régimen militar paraguayo.
Al conocerse a principios de marzo en Asunción la próxima visita de Videla, ABC color publicaba su recordado editorial donde criticaba al presidente Jimmy Carter por su énfasis en la promoción de los Derechos Humanos y defendía al proceso argentino sentenciando que al presidente norteamericano le era muy fácil pontificar lejos del problema. Por las mismas fechas eran apresados en Asunción Alejandro José Logoluso y Marta Landi, entregados a los sicarios de Videla por las fuerzas represivas paraguayas. Los grupos de tareas de Pastor Coronel tampoco se apiadarían de José Nell, paralítico desde que recibió una bala en los disturbios desatados en Ezeiza por el retorno de Perón.
El 28 de enero de 1999 Hebe de Bonafini pidió a Baltasar Garzón que solicite la extradición del dictador Stroessner, presentando documentos tales como una ficha policial de la Dirección de Registro de Extranjeros paraguayos de la desaparecida argentina Dora Marta Landi Gil, que está fechada en Asunción en marzo de 1977; una tarjeta del Ministerio de Salud Pública y Bienestar Social de Marta Landi, que está registrada en Asunción el 10 de marzo de 1997; y un informe de la policía de Asunción, donde se notifica que Marta Landi (argentina), Alejandro José Logolusso (argentino), José Nell (argentino) y otros han sido expulsados del país. Este informe policial está fechado el 16 de mayo de 1977. Entre los documentos, también destacan un registro de vuelo en el que se acredita que, el 16 de mayo de 1977, el capitán de corbeta José Abdalá, (alias Turco) trasladó a Landi Gil y a su compañero, Alejandro José Logolusso, de Asunción a Buenos Aires.
El destino de todas estas personas, embarcadas en el vuelo del que jamás regresarían, con seguridad poco importan a Zucolillo y otros paladines de la democracia sin chavismo, ayer tan ocupados en recibir las mieles de la proximidad al poder dictatorial, como hoy en sostener su autocomplaciente y fantasmática reputación democrática, aún al precio de buscar sombras en el cuarto oscuro de su conciencia. LUIS AGÜERO WAGNER.

 
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